La legionelosis se contrae a través de las vías respiratorias por la inhalación de aerosoles o la aspiración de agua que contenga la bacteria legionella en cantidades elevadas.
Los aerosoles se forman a partir de pequeñas gotas que pueden generarse al pulverizar el agua o insuflar burbujas de aire a través de ella. Cuanto más pequeñas sean las gotas, más peligrosas son. Las gotas cuyo diámetro es inferior a 5 µ llegan con más facilidad a las vías respiratorias inferiores.
El riesgo de contraer la enfermedad dependerá de la concentración, tipo y virulencia de las bacterias en el aerosol y del tiempo de exposición.
No se ha declarado transmisión de persona a persona y tampoco por ingestión.