La procesionaria del pino es un insecto que vive en nidos construidos en los árboles preferentemente los pinos, pero también se acomodan en cedros y abetos. En primavera, las procesionarias bajan de los árboles y viajan en fila, en busca de un lugar adecuado para enterrarse y hacer la metamorfosis para convertirse en crisálida. En este proceso, sueltan al aire los pelillos que les cubren, éstos pueden provocar un cuadro alérgico a ciertas personas. Las orugas forman grandes filas, una detrás de la otra como en una procesión, de ahí su nombre.
La procesionaria del pino nace de la mariposa Thaumetopoea pityocampa. Esta mariposa con apariencia de polilla, posee un cuerpo rechoncho y una trompa rudimentaria que no le sirve para alimentarse. No come y su única actividad durante los 2 ó 3 días que tiene de vida consiste en atraer al macho mediante unas sustancias que segrega. La vida de la mariposa de la procesionaria es muy corta y la utiliza para aparearse.
La procesionaria posee unos pelillos en forma de arpón que al clavarse y romperse en la piel inoculan sustancias liberadoras de histamina. Esto produce urticaria, unas lesiones cutáneas con muchos picores y desazón, problemas oculares y ocasionalmente bronquiales, también un cuadro de shock anafiláctico. En algunos casos se ha demostrado que produce rinitis y asma. Este es el motivo por el que no es bueno tocar los sitios donde puedan haber pasado, ni estar en contacto con estos insectos.
También suponen un peligro para algunos animales domésticos, sobretodo los perros, que se acercan a las hileras y pueden chupar, tragarse o inhalar involuntariamente los pelillos de las polillas. El contacto con los pelillos que desprenden las orugas de la procesionaria produce una dolorosa urticaria.
Existen numerosos métodos de control para la procesionario del pino, aplicándolos de forma adecuada pueden reducir las poblaciones de procesionaria. Es importante tener en cuenta que ciertas condiciones ambientales favorables para el desarrollo de la plaga no pueden ser modificadas, esto hará que la plaga de procesionaria del pino se vuelva a reproducir, también es conveniente que la elección del método, para la eliminación deberá realizarse de forma que ocasiones el menor impacto posible sobre el medio ambiente.
Los cambios en la climatología han propiciado que las temperaturas en el invierno sean más elevadas, esto hace que cambien los hábitos de la oruga y en vez de esperar a la llegada de la primavera, comienza a desfilar hacia el suelo ya en invierno. Una vez que desciende al suelo completa su ciclo y se convierte en mariposa, pero el daño más grave es la defoliación que produce en los pinos, son la pérdida de las acículas de la copa por la voracidad de estos insectos, que acaban debilitando al árbol e incluso puede matar a los de menor tamaño.